sábado, 11 de septiembre de 2010

El Gran Elefante Blanco


En el antiguo reino de Siam, actual Tailandia, se hablaba del legendario elefante blanco. Éste mítico paquidermo, era, y sigue siendo, un raro ejemplar de su especie. Por este motivo, era considerado sagrado y un símbolo de poder y prosperidad del monarca de turno. Sin embargo, el costo necesario para mantener semejante lujo superaba en gran medida los beneficios que daba, era de gran temor entre las personas de poder que al monarca se le ocurriera regalar uno de estos animales a alguno de sus súbditos, ya que fácilmente podría conducirlos a una tragedia económica.

Yo vivo en Chorrillos, específicamente en Los Cedros de Villa (al fondo, para los que no conocen). Mucho se habló, mucho se dijo sobre el Metropolitano sinónimo de hoy para algunos de progreso y prosperidad. Desde una posición en extremo parcializada, es decir, la mía; el sistema de transporte este es un signo total de caos en su estado actual. Más de una vez, he tenido que explicar mi posición frente a otros usuarios más beneficiados por Castañeda, por lo que ahora lo haré de una forma más sistematizada.

1.- Tiempo. Originalmente, se tenía pensado que el recorrido desde la estación sur, ubicada en Matellini, en mi querido Chorrillos, hasta algún lugar en Comas en donde estaría el paradero final o estación norte, tomaría alrededor de 45 minutos. Muchos amigos me dicen que se les hace rápido viajar en en Metropolitano, más que antes al menos. Por mi parte, he intentado varias veces ir desde mi casa al centro de Lima en estos buses, demorando más de 1 hora. Prefiero seguir usando el colectivo, que me lleva desde mi casa a Plaza Grau en 30 minutos máximo.
Cabe resaltar, claro que la velocidad depende mucho de los choferes, del tiempo que me toma llegar al paradero del alimentador, cambiar de bus, los semáforos antes de entrar en la avenida de la Escuela Militar y en Barranco.

2.- Precio. Cito a varios amigos como ejemplo: -"Weon, pero sólo te cobran 70 céntimos, baratazo". En tarifa de universitario, no cobran 70 céntimos, sino 0,75. Además, para llegar a mi casa, necesito abordar en alimentador que me da un recargo de 40 céntimos más, dando un total de 1 sol con 20 céntimos. Generalmente, pago 80 céntimos, máximo 1 sol para ir desde mi casa a cualquier sitio por el que pase el metropolitano.

3.- Implementación. Honestamente, punto a favor del Metropolitano. Aunque vaya "sopa", hay espacio suficiente como para no hacer el viaje una tortura. Son buses grandes y cómodos aunque vayas parado, siempre puedes sentarte en el acordeón.

4.- Impacto. A pesar de todo, el contra más grande que tiene. Si es que no hubieran destruido mi pobre distrito, al igual que Barranco, no me hubiera importado. Adicionalmente, ya que ocupa como el 50% de todo el espacio de pistas para poder salir o entrar a Chorrillos, el caos vehicular es una pesadilla. Es inconcebible el embotellamiento cuando antes el tránsito era fluido.

Finalmente, podría poner lo siguiente en un cuarto punto, sin embargo dista de ser una medida exclusiva para calificar el servicio este. A comparación del sistema de transporte anterior a su implementación, siento que hemos retrocedido. Han desaparecido varias líneas en todo Lima, personalmente, he sido deudo de la famosa "8", de ETULSA. Ya que aquella ruta ya contaba con un sistema de buses bastante ordenados y sincronizados, que iban a una velocidad aceptable, llegaban hasta la puerta de mi casa y cobraban sólo 80 céntimos desde aca hasta el fin del mundo. Las otras rutas compuestas por coasters como Chama, 35 y 18 tenían un servicio aceptable también, pero que por el desorden y el caos traido por la construcción de una vía exclusiva para los buses del Metropolitano han disminuido su rendimiento considerablemente.

En resumen, me molesta que me hayan impuesto viajar en estos buses cuando no me suponen ninguna ventaja a comparación del modo que tenía para transportarme antes de su existencia. No digo que prefiero ser un cavernícola y quedarme en el atraso, pero pienso que si se van a hacer las cosas, hay que hacerlas bien, y el Metropolitano, como usuario, me deja mucho que desear.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Medicina, un estilo de vida...

Publicado: Sab, 17 May 2008 2:47 am


La humanidad no ha conocido una profesión más noble que la medicina. Nunca nadie, haga lo que haga, por mas dinero que gane, podrá contar con la satisfacción que nosotros (al menos yo) conseguimos.

Soy un estudiante de medicina (4to año) como la mayoría de ustedes acá. Me encanta estar metido en los hospitales, en medio de pacientes, conociendo sus males, tratando de aliviarlos. Nada supera el sentimiento tan reconfortante de aprender cada día más. Me encanta matarme estudiando para ese final de cardio, en donde los profesores prometen darte su mejor golpe. No encuentro mayor satisfacción que tomarme 10 000 cervezas con los colegas después de tantos sacrificios. He tocado el cielo varias veces destacando en algunos exámenes, respondiendo ante los doctores; pero he mordido el polvo otras tantas, he jalado, he pecado, me he equivocado magistralmente.

Me fascina el rock y la neurocirugía. Me la paso entre salas de ensayo y hospitales. Se que algún día seré cirujano y estoy seguro que nunca pensaré siquiera en ser nefrólogo (sin ofensas, los profes que tuve fueron malísimos).

Es por eso que hoy me gustaría dejar estas pequeñas palabras. Expresar el amor que le tengo a la medicina y dar un mensaje de aliento a quien lea esto.

Las universidades son algo relativo, ellos no hacen a los médicos, nosotros hacemos a las universidades. Que no nos interese que la mayoría de nuestros amigos esté graduándose este año y empezando a trabajar el próximo mientras que nosotros tengamos que estudiar por muchos años aún. Que aquellas noches en donde todos tonean mientras nosotros estudiamos no mermen nuestra pasión por la medicina.

Somos una élite, unos locos suicidas que dedican su vida entera a los demás.

La medicina es más que una carrera, es un estilo de vida. Nuestra vida.

lunes, 12 de julio de 2010

Crónicas de Lima la Gris 06


"Te invito a un chifita, y luego alguito más"

Con felicidad, regreso a publicar cosas interesantes (para mí) que encuentro en mis aventuras en esta pintoresca ciudad. Es más que probable que la mayoría lo encuentre totalmente desagradable y escaso de gusto. Horror. Sin embargo, es una de las cosas que más me divierte y en cierto modo "culturiza" de cierta manera, me acerca un poco más al submundo que existe ahí frente a nuestros ojos, pero la mayoría ignora por obligación social.

Nunca comprendí al 100% la frase polémica de aquel comercial del fin de mes. Por más que lo intentaba, no podía darle una connotación sexual al hecho de ir a comerse un arroz chaufa con chancho y tamarindo. Posterior a eso, me quedé sumido en la ignorancia total en lo correspondiente a ese tema.

Largo fue el tiempo en el que me mantendría en el oscurantismo, hasta el día en que mis actividades académicas me llevaron de regreso al Hospital María Auxiliadora, en San Juan de Miraflores. Quién iba a pensar que en ese distrito encontraría la respuesta a semejante enigma.

Sin embargo... Chifa, hostal... ¿Pollo a la Brasa?

Después de tiempo...


No es que sea un secreto mi desgano, mucho menos mi pereza, pero si he de atribuirle mi abandono del blog a algo, sería a mis vicios. De más estaría analizarme, filosofar sobre el bien y el mal de mis problemas, circunstancias, defectos, etc.

Simplemente regresaré a escribir y es lo que cuenta... Al menos para mí.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Día 03


Abrí los ojos y divisé un cielo nocturno aún. Sentí el cuerpo de plomo y caí rendido ante la seducción de mis sábanas. Para cuando reaccioné, ya era tarde, iba a llegar tarde inevitablemente. Una vez mas era una carrera contra el tiempo, ya sabía que era imposible salir victorioso.

Al llegar al hospital, para mi mala suerte me encontré al Dr. Aguirre cuidando la hoja en donde debemos de firmar la asistencia. Helado por el terror de una llamada de atención, simplemente sonreí y firmé frescamente como si hubiera llegado temprano. Un poco pálido aún, me dirigí hacia la sala 8. Me puse a pensar en que debí aprovechar el verlo para decirle que me cambie la fecha de guardia, ya que me habían programado para el 9 de mayo, es decir, para el día de la madre. Como había llegado tarde, decidí que no era el momento de una confrontación con él, tenía todas las de perder. Me contenté con insultar incansablemente a la mujer que lo trajo a este mundo.

Me aparecí por la puerta de mi sala, vi a Lulu sentada al lado de una cara nueva, hostil. Esperaba a Arcadio, saludándome e indicándome algo para hacer, pero recibí un frío: "¿A qué hora entras?". Tuve que responder que a las 7, sabiendo que estaba como 20 minutos tarde. Velozmente, inventé la mentira de que estaba coordinando las guardias con el Dr. Aguirre ya que era delegado, excusa que el residente nuevo tomó por válida concediéndome la satisfacción de haberlo engañado impunemente.

Regresó el Dr. García, el que había sido mi profesor hace un par de años atrás cuando llevaba reumatología en el Loayza. Dejó las indicaciones para un procedimiento a realizar a la paciente del día de ayer. Me hizo feliz al mencionar, mientras explicaba ciertos aspectos del cuadro clínico, que yo había sido su alumno. Que se acordara de mí, me arrancó una sonrisa de satisfacción, de victoria.

Las actividades se sucedieron como en los días anteriores, evolucionando pacientes, rellenando recetas, haciendo altas. Todo muy tranquilo a media mañana. Todo hasta que vi al Dr. Aguirre en el pasillo, y decidí que era el momento de enfrentarlo. Llamé a Mariano, a quien habían programado también el mismo día, para hacer cargamontón. Así pues, me puse pintura de guerra en la cara, evocando a William Wallace y marché hacia el doctor. Al exponer nuestros argumentos de por qué no podíamos hacer guardia el Día de las Madres, estábamos mas que confiados en que siendo doctor, y más aún, siendo pediatra, tenía el corazón para comprendernos y ponernos cualquier otro día. Nos respondió con un: "Así es la vida del médico, no puedo reprogramarlos porque todo ya está hecho". Evoqué una vez más Corazón Valiente, sólo que esta vez vino a mi mente la escena final. Juré acordarme de su madre, abuela, bisabuela y todas las mujeres en su árbol genealógico, y no sólo el domingo, sino cada día hasta que se me olvidara lo mucho que lo odio.

Regresé a mi sala, a renegar de mi suerte. Decidí olvidar los problemas terminando lo que había que hacer. Llegó la hora del procedimiento para la niña con el diagnóstico incierto. La movilizamos en la camilla y pasos antes del ascensor, se me acerca una mujer asegurándome que los padres no habían dado su consentimiento para nada. Traté de desacreditarla preguntándole si era la madre, me dijo que no, que era abuela de la niña. Manifestó que no quería que le hicieran nada a la paciente y que quería llevársela a otro lado en donde tenía un conocido y que quería que la viera un traumatólogo. La ignorancia es ciega, en ese momento maldije todo eso de los consentimientos informados y de la ética médica. Obnubilado por mis propios problemas, la mande a que converse con Arcadio ya que un segundo mas a mi lado hubiera provocado que la estrangule. De una forma u otra, el cuadro clínico remitió con la terapia empírica que se le había administrado a la niña, no había que realizarle ninguna artrocentesis ni habia que estudiar el líquido sinovial.

Fue momento de terminar las últimas cosas pendientes antes de irme a mi casa, fue un momento tranquilo en el que conversé por primera vez de una manera tranquila con Lulu. Ahora que lo pienso tranquilamente, ella colaboró mucho para que deje de ver el San Bartolomé como hostil. Después de 1 mes de ginecología en el HAMA, en donde fui pseudo explotado por las internas, fui con la guardia en algo, preparado para evitar mi opresión. No soporto que me encadenen. Sin embargo, desde el primer día, siempre me sonrió y me pidió de la mejor manera que la ayude. Se cazan muchas más moscas con miel que con vinagre y para mi fue suficiente para que ganase mi apoyo incondicional.

Lulú está de guardia ahora en la noche, por lo que mañana estaré probablemente solo en la sala. Además, será mi primera guardia. Miraré al futuro temerariamente y afrontaré valientemente lo que el destino me tenga preparado para mañana.

martes, 4 de mayo de 2010

Día 02


Animado por los resultados del primer día, me levanté antes del cantar del gallo para comenzar el día. Feliz me dirigí al lugar que acababa de redescubrir, que había pasado de ser sombrío y hostil a uno totalmente cálido y placentero.

Al llegar a primera hora, me encontré con el Dr. Aguirre, nuestro coordinador. Con cara de pocos amigos, pero con una personalidad que te asegura que debe ser increiblemente gracioso tomarse unas cervezas con él. Recordó cuando di un paso al frente cuando preguntó por un voluntario a delegado y me dijo que por problemas administrativos no recibiríamos almuerzo como el resto del personal. Aproveché la oportunidad para ganar nuestra salida a las 2:00 PM, y de paso, hacer sentirse culpable al doctor por habernos negado un derecho que en realidad no nos importaba, al menos no a mi. Negocio redondo.

Al llegar a mi sala, la número 8, me encontré con la interna a la que me habían asignado, la siempre sonriente Lulú. Me apresuré a ayudar en todo lo que había que hacer para desocuparse temprano. Poco después llegó nuestro residente Arcadio. Y como era de esperarse, me hizo recordar Macondo y a todo el clan Buendía. De milagro no le pregunté sobre Úrsula, el Coronel Aureliano, la Empresa Bananera, la epidemia del sueño... en fin, una estúpida idea de que fuese el nieto del Patriarca Buendía en carne y hueso.

Aparte de las actividades normales del primer día, se le sumó el ingreso de una niña con una enfermedad no diagnosticada al 100%, pero que podría ser nada o dejarla inválida para siempre. Recibimos la visita de muchos otros especialistas y de entre todos ellos, la de un antiguo profesor Reumatólogo del Hospital Loayza, el Dr. García.

Así, más agotado que ayer, terminó mi día en el San Bartolomé. Empezaba a tenerle cariño. Pero con un exámen de 150 preguntas aguardándome, era muy pronto para ponerme a pensar en ello.

lunes, 3 de mayo de 2010

Día 01


El infierno no es tan malo después de todo. Eso si, siempre y cuando tenga el poder de cambiar todo lo que me rodea y no la debilidad de que todo lo que me rodea termine por cambiarme.

No se si habré logrado vencer mis demonios, o tan sólo sea el profundo estado de autosugestión que me he inducido para protegerme de las hostilidades que pueda encontrar en este territorio enemigo. Sólo se que voy a salir victorioso de esta refriega y convertirme en el mejor pediatra (o rellenador de papeles) durante estas 2 semanas.

Un par de horas más y se acaba el día. Y ni siquiera he sentido rastro alguno del tiempo.

domingo, 2 de mayo de 2010

La Suma de Todos los Miedos: Prólogo


No es un secreto que sea recontra especial con los hospitales por los que paso. Mi carácter no ayuda mucho cuando de adaptarse al trabajo se trata. Pero más que de flojera, es un asunto de entorno y/o ánimos. Ésto será un acto salvaje, una guerra total, un conflicto tanto interno como externo, que terminará con toda esta estupidez de las crisis existenciales o comenzará con el armagedón de mi vida.

La consigna es sólo una: Sobrevivir al Hospital San Bartolomé. Superando mis odios enterrados por el curso de pediatría que en el llevé.

miércoles, 28 de abril de 2010

Y No Me Importa

Del cómo he llegado a este estado, poco sé. Es el tercer día que me paso sin ir al hospital, algo me dice que de todas maneras se darán cuenta de que no he estado presente. Tengo que presentar un artículo sobre enfermedad trofoblástica, del cual no he encontrado nada interesante/relevante/gratis. Lo peor de todo es que me da igual.

En el CIE-10 (Clasificacion internacional de enfermedades), debería haber un código nuevo para lo que sea que me esté sucediendo. Depresión en combinacion con manía, sin llegar a ser un bipolar ya que los estadíos no se intercalan, sino se superponen. Escribí algo sobre "Deathwish", mi gran sentimiento de autodestrucción y eso sigue afectándome sin llegar a importarme.

Quiero ser un gran médico, sé que voy camino a serlo. Pero en estos momentos me encuentro estancado, sumido en un vórtex de violencia, caos y demás estupideces existenciales.

Sí, así presenté mi examen y no me importa...

sábado, 24 de abril de 2010

Ave María...


El odio más sincero para este hospital y todos los humores pútridos que en el moran. Los pasadizos claustrofóbicos y la oscuridad en pleno día. Los ridículos aires de grandeza que muchos tienen arraigados en sus almas corruptas. La pérdida de tiempo y mi falta de norte en este infierno, todo por lo que nunca olvidaré este pedazo de mierda.

De las blasfemias escritas al reverso de los boletos de combi...