miércoles, 28 de abril de 2010

Y No Me Importa

Del cómo he llegado a este estado, poco sé. Es el tercer día que me paso sin ir al hospital, algo me dice que de todas maneras se darán cuenta de que no he estado presente. Tengo que presentar un artículo sobre enfermedad trofoblástica, del cual no he encontrado nada interesante/relevante/gratis. Lo peor de todo es que me da igual.

En el CIE-10 (Clasificacion internacional de enfermedades), debería haber un código nuevo para lo que sea que me esté sucediendo. Depresión en combinacion con manía, sin llegar a ser un bipolar ya que los estadíos no se intercalan, sino se superponen. Escribí algo sobre "Deathwish", mi gran sentimiento de autodestrucción y eso sigue afectándome sin llegar a importarme.

Quiero ser un gran médico, sé que voy camino a serlo. Pero en estos momentos me encuentro estancado, sumido en un vórtex de violencia, caos y demás estupideces existenciales.

Sí, así presenté mi examen y no me importa...

sábado, 24 de abril de 2010

Ave María...


El odio más sincero para este hospital y todos los humores pútridos que en el moran. Los pasadizos claustrofóbicos y la oscuridad en pleno día. Los ridículos aires de grandeza que muchos tienen arraigados en sus almas corruptas. La pérdida de tiempo y mi falta de norte en este infierno, todo por lo que nunca olvidaré este pedazo de mierda.

De las blasfemias escritas al reverso de los boletos de combi...

viernes, 16 de abril de 2010

Una Experiencia Religiosa


Recuerdo haber mencionado un grupo de señoras de edad, vejestorios, hablando con propiedad, que me interceptaba todas las mañanas mientras corria hacia el paradero. Si, viejas a las 6:10 de la madrugada en la calle. Una jauría, un enjambre. Normalmente logro evadirlas con un seco: "Estoy apurado, lo siento" y prosiguiendo mi camino sin mirar atrás que capaz terminaba siendo convertido en sal.

Todo bien, hasta ahí. Sin embargo, todo cambió radicalmente hoy dia.

Al abrir los ojos, me di cuenta de que mi alarma no había sonado. Peor aún, me di cuenta de que el cielo estaba claro y no hay un cielo claro a las 5 AM. Poniéndolo en pocas palabras, iba a llegar tarde. Así que como todas las mañanas salte de mi cama y fui corriendo al paradero. Como nunca, no encontre a las señoras estas en el camino. ¿Golpe de suerte? No, golpe en el entrepiernas. Las viejas se habían dado cuenta que nadie les daba bola si estas trataban de predicar la palabra de su dios, deteniendo a personas apuradas. Hasta que una se acercó y...

  • Vieja: Joven, buenos días.
  • Gabriel: (La concha de la lora, ahora qué) Buenos días. ¿Qué tal?
  • Vieja: Bien joven, muchas gracias. Mire usted, hemos salido a las calles hoy día para llevar el mensaje del Señor a todas las personas.
  • Gabriel: (Genial, como si no fuera suficiente llegar tarde al hospital, tengo que soplarme esta estupidez). Ah, qué bien señora.
  • Vieja: Si, joven, alguien tiene que hacerlo en esta tierra que esta de cabeza.
  • Gabriel: (Lo que daría porque tú estuvieras de cabeza 3 metros bajo tierra). Sí señora, me parece correcto.
  • Vieja: Qué alegría escuchar eso joven. ¿Sabe? No muchas personas ponen atencion a la palabra del Señor.
  • Gabriel: (Carro de mierda. ¿Por qué no apareces?). Así es, es un mundo lleno de atrocidades.
  • Vieja: Lamentablemente sí. Por eso, lo menos que podemos hacer es salir a las calles a tratar de llevar el evangelio a todas las personas.
  • Gabriel: (¿Es que no tendría que estar barriendo su casa o preparando el desayuno para su marido?) Alguien tiene que hacerlo...
  • Vieja: Sí. Mire usted por ejemplo, la palabra de Dios es poderosa, como nos enseña el evangelio. (Sacando una revista de entre sus cosas, me empieza a señalar una serie de dibujos). Por ejemplo, tenemos la historia de Lázaro que quien gracias al poder de nuestro señor Jesucristo el todopoderoso resucitó de entre los muertos. ¿Sabes quién fue Lázaro, no?
  • Gabriel: (...Take me down to de paradise city, where the grass is green and the girls are pretty...) Ah, claro. ¿Cómo no voy a saber? El tipo ese que se murió y se levantó de su tumba como 1 semana después.
  • Vieja: Excelente, así es. Qué gusto me da que conozcas la palabra del señor.
  • Gabriel: (Y qué gusto que ahi venga la maldita combi. Acelera, vamos, vamos) Sí la conozco, estuve en un colegio religioso.
  • Vieja: Qué bien, que bien. Por cierto. ¿Cómo te llamas?
  • Gabriel: (Maldita sea, como demora la porquería esta. Mejor me subo a cualquier cosa, antes que seguir escuchando esto) Gabriel, señora.
  • Vieja: Oh, que bonito nombre. Sabías que Gabriel es el nombre del arcángel de la anunciación. Es un personaje muy importante en el cielo.
  • Gabriel: (La ptm, por qué no te vas al cielo si tanto te gusta). Gracias, señora. Lo siento, pero tengo prisa, he de irme.
  • Vieja: Si, si, claro claro. Ha sido un gusto conocerte, Gabriel. Toma esta revista, contiene varios artículos sobre la actualidad del mundo.
  • Gabriel: (Pero qué carajos... No importa, cualquier cosa para largarme). Muchas gracias señora, me hara bien un poco de lectura para el camino.
  • Vieja: Fenomenal, adiós Gabriel.
  • Gabriel: (¿Es que no se queda sin palabras?). Adiós señora.
Guardé la condenada revista y subí lo más rápido que pude. Ni Dios pudo hacer algo para que llegase temprano aquel día...

miércoles, 14 de abril de 2010

El Pan de Cada Día


No conocía las 5 de la madrugada. Sé que más de una vez he regresado a esas horas a mi casa, asi que teóricamente si he estado en la calle a esa hora. Sin embargo, creo que mi percepción ha estado siempre alterada por cantidades industriales de alcohol en mis venas. Sea como sea, en esta rotación en el HAMA (Hospital de Apoyo María Auxiliadora) de ginecología me obligó a despegarme de mi cama a aquellas horas tan crueles.

Ya que la mayoría de cosas que hago en mi casa antes de salir no tienen nada de extraordinario, no valen la pena ser relatadas. Además, las realizo automáticamente por encontrarme en un estado meramente onírico por no decir menos. De lo único que puedo darme cuenta es de la hora, que por lo general se me adelanta, dejándome casi siempre tarde.

No miento al decir que termino de cambiarme en la calle, ya sea abotonándome la camisa o poniéndome la correa. Es un gran trecho el que tengo que recorrer para tomar la maldita combi, y es que no se le ocurre pasar por la esquina de mi casa como todas las rutas bien, no señor, esta tiene que pasar a 5 minutos a pie (casi corriendo) de mi casa. Es odioso, y hasta casi gracioso, el estar terriblemente apurado, que para a 2 o 3 cuadras de mi casa, me encuentre siempre en el mismo lugar a varias señoras de edad avanzada. ¿Y qué hacen estas viejas en plena calle a las 6 AM? ¿No deberían estar durmiendo, sufriendo de achaques, preparando el desayuno, comprando el pan, tejiendo? No. Lo que se les ocurre hacer a las benditas señoras esas es detenerme para intentar hablarme de la palabra del señor. ¿Palabra? ¿El señor? Si con las justas escucho la palabra de un solo señor, que es mi padre, y solamente cuando me grita. Dejando esos vejestorios de lado, sigo en mi carrera por llegar al hospital temprano.

"Hopital, San Grabiel, C.T, Ciuda' Ciuda'..." Es casi una canción de todas las mañanas, tan infaltable como todos aquellos matices que dan vida a una ciudad moribunda, o al menos, a las calles y avenidas por los que transita mi querida "41", popularmente conocida como San Juanito.

Todos los mitos y leyendas que se pueda tener sobre el transporte urbano, serían encontrados en los escasos 30 minutos que paso viajando en esos pequeños grandes gigantes del transporte urbano. Apretado como los vegetales al fondo del refrigerador, con suerte puedo encontrar un asiento improvisado detras de los sitios que van al lado del conductor. No es que me crea una persona muy alta, pero con mis 1.85m no es muy fácil entrar en una de esas combis, y peor aún si es que esta viene llena y he de ir doblado como origami.

Y aunque vaya en contra de lo que piense la mayoría, lo peor del viaje no es siempre el estar metido con hasta 20 personas en 1.5 metros cuadrados. No es algo a lo que tenga miedo. Lo que realmente me asusta hasta la médula es viajar al lado de personas que carecen del sentido del olfato y/o de verguenza. Así es, lo peor que puede suceder, es viajar con la nariz metida en medio de hedores nauseabundos, salidos desde el mismo averno y/o axilas y demás pliegues corporales.

Así como la vida, siempre encuentra su rumbo, lo hace nuestro sistema de transportes. Acelerando rampantemente por entre otros vehículos motorizados, el conductor sortea sagazmente cualquier obstáculo que se pueda atravesar en su camino, ya sea alguna motocicleta, carreta, bus interprovincial, perro, camión, mezcladora de cemento, mototaxi, triciclo, anciano, escolares, patrullas, escolares y un larguísimo etcétera.

Cómo olvidar los paraderos informales y peligrosos, la cara del cobrador cuando le enseño mi carnet de medio pasaje, los dateros que siempre encuentran las monedas que les lanzan, las vendedoras de maca que reciclan botellas de dios sabe dónde, los cinturones de seguridad que no se ajustan, los claxon con melodia, los insultos entre choferes, la pintura del Zambo Cavero en el Puente Alipio Ponce, los puestos de mollejitas con habas y sus olores venenosos, en fin, todo lo que hace que Lima sea Lima.

martes, 13 de abril de 2010

Deathwish


No me considero una persona alienada, pero se que hay cosas que no se pueden decir en el idioma que tanto amo. Y hay cosas que no se pueden decir con palabras, que simplemente se sienten, y me siento así.

Deathwish
n.
  1. Psychiatry.
    1. A desire for self-destruction, often accompanied by feelings of depression, hopelessness, and self-reproach.
    2. The desire, often unconscious, for the death of another person, such as a parent, toward whom one has unconscious hostility.
  2. A suicidal urge thought to drive certain people to put themselves consistently into dangerous situations.
Tomado de Dragon Age: Origins.

Si un Guardia Gris (Grey Warden) vive lo suficiente, empezará a perder la batalla en contra la corrupción que vive dentro de él. Cuando eso sucede, ellos realizan el ritual conocido como "El Llamado" (The Calling), en donde entran en el corazón de la fortaleza de los Espectros (Darkspawns) una última vez, solos, con el único propósito de asesinar tantos de esos infelices como le sea posible antes de caer en la batalla. Antes de ese viaje festejan como nunca en sus vidas con los camaradas que estuvieron a su lado durante tantos años, en la fortaleza de los enanos que limita con el territorio de los Espectros. La mañana posterior al festín, los enanos abren las inmensas puertas que conducen hacia los caminos profundos (Deep Roads) en donde moran centenares, millares de estos engendros y el Guardia entra totalmente solo. Las grandes puertas se cierran tras de el, dejándolo a su suerte.

Soy un estúpido, que se divierte más en mundos artificiales que en el real. Pero de algún modo, no puedo dejar de sentirme identificado con esta leyenda.